José Gaspar Rodolfo Cortés Riveroll; Minou del Carmen Arévalo Ramírez
Resumen: Adolf Wallenberg fue un afamado neurólogo y muy apreciado por los médicos clínicos, quienes le asignaron el título de “conciencia anatómica”. Su descripción integral clínica y patológica de lo ha llegado a ser conocido como síndrome de Wallenberg, tuvo mucho impacto en la neurología e impulsó su carrera. Nunca permitió que ni el daño sufrido en la base del cráneo -causado por un accidente-, o su servicio en la Armada Alemana durante la primera guerra mundial, le impidieran dejar la investigación. No obstante y a pesar de sus méritos, fue despojado de su laboratorio y obligado a suspender su trabajo, cuando los nazis asumieron el control de su ciudad nativa Dazing, debido a su orígen judío. Más tarde, apenas tuvo tiempo de escapar, justo antes de que comenzara la segunda guerra mundial; primero a Inglaterra y luego a los Estados Unidos.
Palabras clave: Síndrome de Wallenberg, neurología.
Introducción: En 1895 Adolf Wallenber –médico Jefe de Medicina Interna del hospital de Danzig-,[1] publicó un artículo de 37 páginas titulado “Akute Bulbaraffektion” en la revista Archivos Psiquiátricos y Enfermedades Nerviosas (1), en el que describía de manera meticulosa la historia clínica y el examen neurológico, de un hombre de 38 años de edad: “[…] de súbito tuvo un ataque de vértigo sin pérdida de la conciencia. De forma concomitante manifestó dolor e hiperestesia del lado izquierdo de la cara y del cuerpo, así como hipoestesia en el lado derecho de la cara, y pérdida del dolor y temperatura en el hemicuerpo con retención al tacto. Manifestó además incapacidad para la deglución y disminución de la sensibilidad en la mucosa bucal, de la garganta y del paladar, con parálisis total del nervio laríngeo recurrente y paresia del músculo hipogloso izquierdo, sin afección de los músculos faciales. También tuvo ataxia de los miembros izquierdos, sin afección de la fuerza muscular con tendencia a caer del lado izquierdo. El pulso se hizo lento. En los días siguientes la sensibilidad de la hemicara derecha volvió a la normalidad, la hiperestesia del hemicuerpo izquierdo desapareció y la afección trigeminal izquierda pasó a ser anestesia para dolor y temperatura, aunque la propiosepción sólo estuvo afectada levemente. Los reflejos corneal y conjuntival estuvieron ausentes. El pulso volvió a la normalidad pero las otras alteraciones se mantuvieron. Dos o tres meses después seguía el vértigo y la lateropulsión a la izquierda con tendencia a caer de ese lado, las alteraciones sensitivas en la cara y hemicuerpo izquierdo persistían, aunque la dificultad para la deglusión llegó a ser leve; ataxia de la marcha con ataxia de extremidades izquierdas, y ronquera por paresia de la cuerda vocal izquierda” (2).
Si bien, no era la primera descripción de este padecimiento, la detallada y precisa descripción del cuadro clínico fue suficiente para denominarlo a partir de entonces “síndrome de Wallemberg”. Apoyado en los trabajos anatómicos de Duret,[2] él mantenía como hipótesis, que la lesión podía estar ubicada en la concavidad lateral de la médula oblonga, irrigada por la Arteria Cerebelar Posterior e Inferior (PICA). El paciente en cuestión fue muy bien estudiado, pues a Wallemberg se le conocía por realizar historias clínicas y exámenes neurológicos minuciosos, siempre tratando de completar los datos clínicos con estudios anatomopatológicos. En 1901 el paciente muere y Wallembarg tuvo entonces la oportunidad de verificar su hipótesis, pues al realizar la autopsia de éste, descubrió la oclusión completa de la Arteria Cerebelar Posterior e Inferior (3).
En efecto, desde 1808 el médico suizo Gaspard Vieusseux,[3] reportó una exacta descripción en una Reunión de la Sociedad Médica y Quirúrgica de Ginebra[4] de este síndrome medular lateral secundario a la oclusión de la Arteria Cerebelar Posterior e Inferior (PICA), y en 1811 después de que Vieusseux visitara Londres, el caso fue publicado por Alexandre John Gaspard Marcet (4), de la siguiente manera: “Vértigo, entumecimiento facial unilateral, disminución de dolor y temperatura en las extremidades contralaterales, disfagia y ronquera, involucramiento menor de la lengua, hipo (corregido con el hábito de fumar un cigarrillo por la mañana) y párpado caído” (5).
Descripción del Síndrome: El síndrome de Vieusseux-Wallenberg es el síndrome vascular más frecuente en la circulación posterior del cerebelo; se desarrolla sistemáticamente con daño en la porción lateral del bulbo, donde las estructuras afectadas son la rama espinal del trigémino, la línea espinotalámica y las fibras simpáticas descendentes, el núcleo ambiguo del nervio vago, el pedúnculo cereberal inferior y las fibras simpáticas descendentes, todo esto reflejado por los signos de lesión posterolateral. La irrigación en la porción lateral del bulbo es variable; puede recibirla de las ramas de la arteria vertebral intracraneal y arteria cerebelosa postero-inferior, ambas o solo de una. Los signos neurológicos típicos incluyen: síndrome de Horner ipsilateral, hipoalgesia, termoalgesia, reflejo corneal disminuido, nistagmus, paresia, ataxia (6-7).
La incidencia de este síndrome es incierto, sin embargo aparece con más frecuencia en los hombres en una proporción de tres a uno, en comparación con la mujer. Aunque la edad mediana de su aparición es de 45 años, en muchas ocasiones la edad de inicio puede ser hasta los 60 años. Este síndrome puede ser considerado total o parcial, dependiendo de la participación de los vasos irrigadores; habitualmente la oclusión de la arteria intracraneal secundaria, o la arteria cerebelar inferior a causa de una embolia y circulación vertebral espontanea, causan un infarto bulbo-medular lateral (8).
Datos biográficos: Adolf Wallenberg nació en Stargard el 10 de noviembre de 1862, cerca de Danzig ahora Gdansk, Polonia; su padre Samuel Wallenberg también médico, falleció cuando Adolf tenía apenas seis años de edad. Junto con sus dos hermanos Georg y Theodor,[5] fueron criados por su madre. Aunque los tres tuvieron educación académica y musical, en especial para Adolf hubo una sensibilidad mayor hacia el violín, que tocaba aún en sus últimos años de vida (9).
A los 20 años de edad, Wallenberg se trasladó a Heidelberg para iniciar sus estudios médicos con Wilhelm Erb, y después en Leipzig al lado del neurólogo clínico Adolf Strümpel y Carl Wiegert. Se graduó en la Universidad de Leipzig con una tesis sobre Poliomielitis y escribió su disertación doctoral sobre “Parálisis Cerebral Infantil”. A finales de 1885 inició su práctica como médico asistente en el Hospital de Danzig, sin descuidar la práctica clínica privada -no solo por dinero-, sino también por su deseo de ayudar a personas que no tenían acceso a los servicios médicos (9). Durante sus primeros años de estancia en el hospital, inició sus investigaciones sobre las enfermedades neurológicas, y también desarrolló estudios neuroanatómicos en animales y humanos, en un pequeño laboratorio improvisado en su casa, el cual –años después-, tuvo la oportunidad de moverlo al interior de las instalaciones del mismo hospital. La desventura de un accidente ocurrido en 1891 en el carruaje donde viajaba, y que fue arrastrado en la loca carrera del caballo desbocado que lo remolcaba, trajo como consecuencia en Wallenberg una fractura de la base del cráneo que le dejó como secuela anosmia crónica y diplopía. Más tarde él atribuía su personalidad más compulsiva y rígida, a este evento. De 1907 a 1928 fue director del departamento de Medicina Interna en el hospital de Danzig y nombrado profesor titular en 1910 (10).
Durante la primera guerra mundial, Wallenberg trabajó como médico militar con rango de General en el 17° Cuerpo del Ejército Alemán. En esta época no había tiempo para el trabajo científico, no obstante, regresó a sus investigaciones cuando terminó la guerra. Conoció a Ludwing Edinger durante una estancia en Berlín y fue invitado a formar parte de la Sociedad Neurológica Alemana en Danzig. Durante este tiempo, describió el cerebro de las aves y examinó el papel del sistema olfatorio en la evaluación, reconocimeinto e ingestión de la comida. Junto con Edinger, escribió cuatro de sus 67 artículos publicados -uno de ellos fue el Reporte Anual de los logros en el área de la anatomía del sistema nervioso central-; la mayoría de sus escritos fueron publicados en la revista “Current European Archives of Psychiatry and Clinical Neuroscience”. Wallemberg ganó un “Premio Erb” por sus méritos en el campo de la anatomía, fisiología y patología del sistema nervioso, y se retiró como Jefe Médico del Hospital de la Ciudad de Danzig en 1928 a la edad de 65 años, pero continuó su trabajo científico en el sótano del Instituto de Patología.
El estudio de la neurología en Alemania comenzó como un suceso durante los años veinte, y fue en este tiempo cuando los científicos comenzaron a ver la anatomía y su correlación estricta en las entidades patológicas. Sin embargo tras el régimen de Hitler que obligó a muchos judíos a dejar sus hogares y entre ellos también los científicos, una tercera parte de los neurólogos en Alemania fueron despojados de sus hogares debido a su descendencia no Aria (11). Algunos de consiguieron visas y migraron a otros países, pero otros no corrieron con la misma suerte y pasaron a formar parte del gran número de víctimas que no sobrevivieron al holocausto.
Hubo varios cambios durante el régimen e invasiones de Hitler y como resultado la neurociencia tomó dos vías. Por un lado: neurólogos alemanes, que se unieron a los “programas de NS-Eutanasia”, sin importarles la concepción de asesinato, sólo importaba el hecho de disponer de cerebros para trabajar en ellos y obtener sus logros en investigación. Por el otro lado, estuvieron los médicos que se opusieron totalmente a los programas de eutanasia y tuvieron que renunciar a sus investigaciones durante este tiempo (12).
Fue en 1933 cuando los nazis se encumbraron en el poder, y fue en 1939 cuando Adolf Wallenberg finalmente convencido por su esposa, dejó el país y llegaron a Oxford, Inglaterra, donde vivieron durante cuatro años, y donde él trabajó con especímenes histológicos en el Instituto de Anatomía, en convenio con Wilfrid Le Gross Clarke. El matrimonio Wallenberg se reunió con su hija en Chicago en 1943 donde Wallenberg aprendió inglés y fue consultado en diversos casos clínicos difíciles durante los últimos días de su estancia en el Hospital Manteno del Estado de Illinois. Durante su estancia en América, Wallenberg decidió donar libros y especímenes guardados en una bodega en Danzig a la Universidad de Illinois, pero la embajada polaca en Washington reportó que la bodega había sido bombardeada y las pertenencias de Wallenberg se habían perdido. Wallenberg murió a los 86 años en su casa en Chicago de un infarto al miocardio y bloqueo cardiaco de tercer grado.
Comentario final: El uso de epónimos todavía es válido, algunos de ellos facilitan el lenguaje médico; sin embargo, debido al pasado cruel durante las Guerras Mundiales Primera y Segunda, algunos consideran que los epónimos derivan de perpetradores y que deberían ser abandonados, mientras que los de las víctimas deberían ser enfatizados. De igual modo los nombres de los premios, tal es el caso del premio denominado “Hugo Spatz” quien fuera miembro activo de los programas de eutanasia nacional socialista aprovechándose científicamente de este material (13). Mucho tiempo después el premio fue discretamente cambiado a “Premio Adolf Wallenberg” en 1999, el que es otorgado a destacados investigadores en el campo de la enfermedad cerebrovascular, flujo vascular cerebral y metabolismo cerebral.
Bibliografía Wallenberg A.: Akute Bulbäraffektion (Embolie der Arteria Cerebelli posterior inferior sinistra?) Archiv für Psychiatrie und Nervenkrankheiten, Berlín, 1895; 27: 504–540. Escobar Alfonso: Nota Biográfica de Adolf Wallenberg, Rev. Mex. Neuroc. 2007; 8(3): 296-298. Wallenberg A.: Anatomischer Befund ein einem als «acute Bulbäraffection (Embolie der Arteria Cerebelli posterior inferior sinistra.)» beschriebenen Falle. Archiv für Psychiatrie und Nervenkrankheiten, Berlin, 1901; 34: 823. José L. Fresquet: Wallenberg's syndrome (Historical note); J. Neurol. Neurosurg. Psychiatry, 2000; 68: 570. Patil VC, Patil R, Kshirsagar K, et al: Hiccups and dysphagia a rare presentation of a lateral medullary síndrome (Wallenberg’s síndrome), Int. J. Health Sci. Res. 2014; 4(9): 364-367. Ilik F., Buyukgol H., Ogmegul A.: Wallenberg’s Syndrome Caused by Dissection of The Vertebral Artery, Cagdas Tip Dergisi., 2015; 5: 36-39. Srivastava M., Abeetha S., Srivastava S.: Posterior inferior cerebellar artery síndrome (Wallenberg síndrome), International J. of Healthcare and biomedical Research, 2015; 03(02): 76-79. Ulloa-Alday J., Cantú-Ibarra S. A., Melo Sánchez M. G., Berino-Pardo D. N.: Síndrome de Wallenberg, Medi. Int. Méx., 2015; 31: 491-498. Escobar A.: Nota Biográfica de Adolf Wallenberg, Rev. Mex. Neuroci., 2007; 8: 296-297. Hydén D., Norrving B.: Adolf Wallenberg (1862-1949), J. Neurol., 2005; 252: 1135-1136. Patrick W.: Biomedical centre memorial to victims of Nazi research, Nature, 2000; 403: 816. Zeidman L., Mohan L.: Adolf Wallenberg: Giant in Neurology and Refugee from Nazi Europe, Journal of the History of the Neurosciences, 2014; 23: 31-44. Klondziella D.: Thirty Neurological Eponyms Associated With the Nazi Era, Eur. Neurol., 2009; 62: 56-64.
2) Historia del Zika. Dilemas morales a partir de la controversia.
José Alberto Campos Campos
Programa de Maestría y Doctorado en Ciencias Médicas, Odontológicas y de la Salud. Facultad de Medicina, UNAM.
Las controversias científicas pueden permanecer quiescentes mucho tiempo. Cuando se piensa que sus presupuestos teóricos se han equilibrado, pueden surgir nuevos factores que las reactiven y amplíen el campo de desacuerdo. En la infección por virus Zika la controversia sobre el aborto se reactiva. Si en algunos países el aborto es legal antes de las 12 semanas de gestación o antes de 20 ó 21 en caso de enfermedad fetal grave. En la infección por Zika no se ha establecido un límite.
La historia de la epidemia es muy reciente y los mecanismos de las alteraciones neurológicas son aún poco entendidos; se les conoce una relación únicamente asociativa pero no una relación causal y se presentan tardíamente, alrededor de la semana 30. Los límites antes considerados para una interrupción del embarazo tendrían que ser reevaluados a raíz de los riesgos de enfermedad incapacitante grave en esos fetos. El dilema moral consiste en interrumpir un embarazo tardíamente, y abortar un feto sin alteraciones, o permitir que llegue a término y nazca un individuo que será discapacitado grave toda su vida.
Hay también conflicto moral entre la culpa de la madre por haber abortado un individuo sano y la carga que se (le) impone de cuidar a un minusválido toda su vida; respecto del hijo, entre el derecho a la vida de quien no podrá ejercerlo plenamente por causa misma de sus discapacidades profundas, y el aborto de un individuo sano. Los dilemas morales tienen como fuente, además de creencias particulares, la incertidumbre de la decisión.
3) Leonardo Da Vinci y su contribución a la medicina
Juan Ugarte Arce
Uno de los grandes genios del Renacimiento fue LEONARDO DA VINCI, que se caracterizó por su multifacética personalidad, demostrando una profunda pasión por el CONOCIMIENTO Y LA INVESTIGACION CIENTIFICA, famoso como pintor, escultor, arquitecto, ingeniero y anatomista, y muchas otras experiencias científicas. Su aporte a la medicina se basa en el marcado interés que tenía por el estudio de la anatomía. Como artista pintor, practicó disecciones de cadáveres porque sentía la necesidad de estudiar la anatomía de los órganos observando directamente con mucha minuciosidad en los cadáveres, para luego dibujar y pintar con alto nivel de detalle y precisión. Utilizando su memoria eidética, que era una de las características misteriosas que él tenia, todos sus dibujos de la anatomía del cuerpo humano tenían una extraordinaria calidad y realismo. Todas sus observaciones del cuerpo humano relacionados con la anatomía y fisiología las anotaba en sus cuadernos, en el que también figuraban observaciones de todo género. Estos cuadernos de inmenso valor se conservan en Italia, Francia, Alemania e Inglaterra. Dibujó muchas estructuras de la anatomía humana, huesos músculos y tendones. En sus hojas de apuntes se encuentran figuras del encéfalo, del aparato genital masculino, además señala el lugar de la memoria y el sentido común. Otros dibujos del ojo y de la visión, de su anatomía y fisiología, de la lengua, laringe y la tráquea.
También son importantes sus investigaciones y dibujos de embriología y la de un feto dentro del útero. Descubrió como la sangre recorre todo el cuerpo humano permanentemente. Con Marcantonio della Torre famoso anatomista, trabajó su “Tratado de Anatomía”, donde describen con lujo de detalles los órganos y el estudio de su fisiología. Su magistral obra relacionada con la anatomía humana, el “El hombre de Vitruvio” demuestra la simetría, movilidad y proporciones del cuerpo humano que aún está vigente y sirve de modelo para pintores y artistas después de 564 años. Leonardo de Vinci genio de genios nació en Vinci – Florencia, el 15 Abril 1452, falleciendo en Francia en 1519.
4) Las plantas medicinales de México en la Gaceta Médica de México y las Tesis Inaugurales de Medicina y Farmacia en el siglo XIX
Bruno Giovanni Parodi Callejo
Departamento de Historia y Filosofía de la Medicina, Facultad de Medicina, UNAM
Durante la 2ª. mitad del siglo XIX en México, tras la victoria juarista sobre el gobierno de Maximiliano de Habsburgo impuesto por la Intervención Francesa, la reivindicación de la identidad nacional incentivó el desarrollo de la ciencia nacional en todos los rubros de actividad. Entre ellos, la medicina mexicana, la cual gozó de un periodo de paz y estabilidad económico-política de mediano plazo que derivó en la producción de las primeras contribuciones mexicanas de su actividad médica en las publicaciones periódicas del siglo XIX. Dentro de ellas, destacan las 1237 tesis inaugurales de Medicina y Farmacia, producidas en la Escuela Nacional de Medicina, de las cuales, 108 correspondientes al 8% del total, versan sobre la investigación de los alumnos y sus maestros sobre un número similar de especies de plantas con propiedades medicinales descritas y poblando en el territorio mexicano. Por separado a ellas, están los 65 artículos publicados entre 1864 y 1900 en la Gaceta Médica de México, relativos a la experimentación y evaluación farmacológica de diversas especies de plantas mexicanas, abordando el análisis de muchas de ellas, agrupadas por familias botánicas. Sumados todos en conjunto, son más de 160 trabajos publicados sobre cerca de 120 especies botánicas mexicanas con propiedades medicinales útiles en la terapéutica. Fueron significativamente trascendentes en la incipiente investigación biomédica mexicana y parte medular del despertar mismo de la ciencia médica mexicana, junto con sus principales autores médicos y farmaceutas mexicanos. Durante los últimos treinta y seis años del siglo XIX, la Gaceta Médica de México publicó 64 artículos y reportes sobre la farmacología y terapéutica de las plantas medicinales mexicanas. Dichos artículos y trabajos fueron publicados en los primeros tomos de la publicación. Por su orientación académica y sus contenidos de aplicación práctica, pueden ser agrupados en varias categorías. Por el lado de sus autores, son destacables algunas propuestas y vías de abordaje al estudio formal de las plantas medicinales mexicanas bajo la naciente realidad nacional en que se re funcionalizaba la identidad mexicana y en ella, la incipiente construcción de la ciencia médica mexicana. Apenas en 1860, en Europa, en la ciudad de Dorpat, se había inaugurado el primer instituto de investigación farmacológica en Europa y en el mundo occidental. Del frenesí de investigaciones surgidas durante la primera mitad del siglo XIX en las universidades europeas, como Montpellier, Estrasburgo, Leyden, Bologna, entre las más destacadas en la búsqueda de sustancias activas en las plantas medicinales de uso común como medicamentos sancionados por las farmacopeas de Europa, se arribó a la transformación industrial de la diversificación terapéutica. Las sociedades y academias científicas regionales y nacionales prosperaron, así como las publicaciones periódicas médicas y la multiplicación expansiva de los nuevos métodos y procedimientos, de diagnóstico y tratamientos. En la realidad médica mexicana, pronto se hizo evidente la necesidad de auto reconocerse como herramienta obligada para construirse, tanto como reconstruirse, en miras a edificar una medicina propia, impregnada de su identidad basada en su conocimiento cultural histórico. Con el tiempo, algunos de esos trabajos fueron considerados en el extranjero dentro del concierto de las publicaciones periódicas más relevantes de la medicina internacional de la época. Se presenta aquí una revisión y análisis histórico médico de ambas nóminas de trabajos, que representan una fracción sustancial de las primeras investigaciones nacionales sobre las plantas medicinales mexicanas más relevantes dentro de su momento histórico.
5) La Terapéutica Médica una nueva cátedra de enseñanza del tratamiento de las enfermedades en la Escuela Nacional de Medicina en el siglo XIX.
María Blanca Ramos de Viesca; Diana Estéphanie Jiménez Castañeda; Fernanda Villamil; Carlos Viesca Treviño
PAPIIT-IN403115 De la real y pontificia Universidad de México a la Facultad de Medicina de la UNAM. Departamento de Historia y Filosofía de la Medicina. Facultad de Medicina UNAM
La mitad del siglo XIX se caracterizó por el avance en el conocimiento de la fisiopatología. La modernidad había llegado a la Escuela Nacional de Medicina y en sus planes de estudio se reflejaba el interés de los directivos de preparar a los nuevos médicos. Poco a poco se incorporaron materias tanto para diagnóstico del cuerpo sano y enfermo y el tratamiento. En el año de 1868 se autoriza la creación de una nueva cátedra que pertenecía a los últimos semestres de la carrera y que tenía como fin que el médico pudiese observar, recetar y practicar en la cabecera del enfermo los medicamentos preparados para el alivio del padecer, conocer sus efectos y reacciones adversas.
La creación de la cátedra de Terapéutica Médica se aprobó en la sesión del 30 de enero de 1868 dentro de la Escuela Nacional de Medicina. EL libro de texto utilizado fue el Bouchardat, y la cátedra se impartía tres días a la semana dentro de los hospitales, y su horario comprendía tres sesiones por semanales de una hora y media de duración. Este trabajo tiene como fin investigar cuáles fueron los temas que se consideraron de relevancia para el estudiante de medicina y cómo se llevó a cabo la integración con clínica.
6) La vida ejemplar del Dr. Alfonso G. Alarcón y su contribución a la pediatría en México.
Salvador Rosales y de Gante; María del Lurdez C. Martínez Montaño.
Departamento de Historia y Filosofía de la Medicina. Cuerpo Académico Consolidado de Sociomedicina. Facultad de Medicina: Universidad Autónoma de Puebla (México).
El Dr. Alfonso Guillermo Alarcón Martínez (1884-1953) nació en Chilpancingo, capital del estado de Guerrero, México, el 25 de junio de 1884. Sus padres fueron el profesor Andrés Alarcón y Taide Martínez. Cuando cumplía 4 años su familia se trasladó a Acapulco, y poco después a la ciudad de Puebla capital del estado de Puebla, donde realizó sus estudios.
En 1904 ingresó como alumno a la escuela preparatoria del Colegio del Estado de Puebla, y en 1906 se inscribió en la Escuela de Medicina de la misma institución, adonde cursó la carrera de Médico Cirujano y Partero. Su inclinación literaria, lo condujo a fundar en 1908 junto con el médico y poeta Rafael Cabrera la Revista “El Quijote”, que se publicó hasta el año de 1911. Sustentó el examen profesional de Médico Cirujano y Partero el 26 de octubre de 1910 con la tesis El tratamiento de la sífilis con 606 (Salvarsán) en aquel entonces un novedoso tratamiento para ese antiguo mal. Recibió el título profesional el 23 de diciembre de 1911. El Dr. Alfonso G. Alarcón se casó en 1912 con Guadalupe Moralli, formando una familia unida y numerosa.
En 1910, fue electo presidente de la Asociación de Estudiantes del Colegio del Estado de Puebla. Debido a lo anterior fue delegado al Primer Congreso Nacional de Estudiantes que se llevó a cabo en la Ciudad de México, desde entonces se sumó al movimiento Antirrelecionista de Francisco I. Madero, que en Puebla encabezaba Aquiles Serdán; dicho movimiento apoyaba la candidatura de Madero en contra de otra relección de Porfirio Díaz como presidente de México. Los estudiantes poblanos, encabezados por sus dirigentes invitaron a Madero, que fue recibido en mayo de 1910 en la plaza aledaña al edificio Carolino, sede del Colegio del Estado, hoy conocida como Plaza de la Democracia por aquél evento.
Cuando se efectuaron las elecciones, Francisco I. Madero fue encarcelado y Porfirio Díaz fue declarado vencedor y reelecto nuevamente como presidente de México. Madero logró escapar de la prisión y huyó a los Estados Unidos, desde San Antonio proclamó el Plan de San Luis, que llamaba a tomar las armas contra el gobierno de Díaz el 20 de noviembre de 1910, pero dos días antes de esta fecha, en la ciudad de Puebla, se inició el movimiento armado, con un enfrentamiento donde murió entre otros Aquiles Serdán. El conflicto tuvo lugar en primera instancia al norte del país y posteriormente se expandió a otras partes del territorio nacional. Al recrudecerse el levantamiento Porfirio Díaz presentó su renuncia el 25 de mayo de 1911 y se exilió en Francia. Tras un periodo de transición se realizaron elecciones en octubre de 1911en las cuales resultó electo Madero.
Al triunfo de Madero, Alfonso G. Alarcón fue nombrado regidor del ayuntamiento de Puebla (1911) y al año siguiente (1912) fue electo diputado al Congreso de la Unión por el estado de Guerrero. En sus quince meses de gobierno, Francisco I. Madero quiso reconciliar a la Revolución con los restos del antiguo régimen, pero no lo logró, pues fue traicionado; presionado para que renunciara en la llamada Decena Trágica, nombre con que son conocidos los violentos sucesos acaecidos en la capital mexicana del 9 al 19 febrero de 1913 fue asesinado. Ante estos hechos el Dr. Alarcón inicialmente se opuso, secundado por siete miembros más del Bloque Renovador de la Cámara de Diputados, a la renuncia de Madero y José María Pino Suárez como presidente y vicepresidente de la República al considerar que habían sido presionados por el usurpador Victoriano Huerta. Después del asesinato de Madero, Alarcón se resistió a la designación de Huerta como presidente. En octubre de 1913 Huerta disolvió la XXVI legislatura y ordenó la aprehensión de 83 diputados de la misma, entre los que se encontró Alfonso G. Alarcón. Un mes después salió libre y al recuperar su libertad, decidió retirarse de la política “no por miedo, sino por asco”, como lo hiso notar. A partir de 1915 se trasladó a Tampico, Tamaulipas, decidiendo dedicarse a la pediatría. En Tampico fundó las revistas médicas especializadas: Pediatría de las Américas, Labor Médica y Gaceta Médica de Tampico, en las que publicó alrededor de trescientos artículos. Escribió un libro: El cuidado del niño (1927) además mantuvo una página completa semanal en el periódico El Mundo. Sus inquietudes sociales las canalizó a través del Sindicato de Médicos de Tampico como dirigente principal. Precisamente en el Hospital Civil de esta localidad, sentó las bases para la estructuración formal de la pediatría en esa ciudad. Pudo relacionarse con los pediatras más renombrados de Europa, con quienes intercambió constante información. Su estancia en Paris al lado del profesor Antonin Bernard-Jean Marfan considerado como uno de los fundadores de la pediatría moderna en Francia, consolidó su formación profesional.
Después de su adiestramiento en París, el doctor Alarcón regresó a Tampico dedicándose por entero a la pediatría. En 1929 su maestro el Dr. Marfan lo animó a publicar en Francia su libro, “Le dispepsia transitoire des nourrisons. Paris: J.B. Bailliere, 1929”, sobre el síndrome de la dispepsia transitoria de los lactantes que el propio Marfan prologó. Fue un éxito que se repitió con la edición mexicana. Para completar la tesis original descrita en el texto mencionado anteriormente, Alarcón aporta nuevos datos “tratando de probar que hay una condición vagotónica fisiológica que es congénita en la especie humana” considerando un “equilibrio especial del sistema nervioso, clínicamente comparable a la condición vagotónica de la edad adulta, la denomina vagotonismo, para diferenciarla de la vagotomía que es una condición patológica”, lo realizó publicando el libro “Bajo el régimen vagal. El vagotonismo fisiológico del lactante. Estudio clínico de la fisiopatología de la primera edad”. 1a ed. México: 1934.
El texto además del prefacio incluye tres libros denominados: 1.- El vagotonismo fisiológico del lactante. Con seis capítulos. 2.- Los testimonios clínicos del vagotonismo fisiológico del lactante. Compuesto de once capítulos. 3.- El vagotonismo fisiológico del lactante y la patógena de algunos síndromes comunes. Contiene quince capítulos. Pretende demostrar la realidad del vagotonismo normal del lactante y su correspondencia semiológica a la vagotonía del adulto. Alarcón considera que el hábito de los lactantes de succionarse uno o más dedos de la mano, es un acto mecánico del instinto de nutrición o captura del alimento. En este momento establece una polémica con Sigmund Freud, pues él considera que la succión en el niño de pecho es de naturaleza sexual. Alarcón señala, que es un acto originado por un estado especial de hipertonía muscular generalizada que obedece a la falta de corticalidad, que administra el flujo nervioso.
“Lo que en la pediatría significa la succión habitual de los dedos, es una estrecha relación entre la actitud para la succión y el grado de la hipertonía muscular” (A. G. Alarcón). …La succión del pulgar por el recién nacido es un fenómeno fisiológico que corresponde al ejercicio de un reflejo instintivo de nutrición. La hipertonía muscular generalizada... Es signo de la acentuación y persistencia de las insuficiencias fisiológicas piramidal y simpática, que unidas, son la causa del hipervagotonismo en el recién nacido.
De acuerdo al título de la obra, el autor aporta elementos de juicio y argumentos a favor de que el proceso clínico precisamente catalogado por él como dispepsia transitoria del lactante, obedece a un desequilibrio de orden autonómico, una distonía neurovegetativa por predominio vagal. Resultaría este fenómeno del patrón de desarrollo funcional del sistema parasimpático, que en el recién nacido a término y eutrófico ya suele ser completo, en tanto que el simpático tóraco-lumbar, como también el sistema piramidal, evolucionan a lo largo del primer trimestre. Explicaría así lo transitorio del cuadro clínico.
En 1935, al año siguiente de la publicación del texto anterior, logró el inusitado honor de recibir del gobierno de Bélgica la Corona Olímpica del Trabajo, suscrita por los gobiernos de 23 naciones ante los reyes de Bélgica, en justo reconocimiento a su obra académica. Durante su prolífica vida recibió importantes lauros científicos y cívicos y se sumaron muchas otras distinciones y premios. En Tamaulipas, donde permaneció hasta 1934, fue director del Hospital Civil, delegado de Higiene Pública, jefe de Sanidad Federal del estado y colaboró en la campaña contra la peste bubónica. En 1935 se trasladó al D. F., donde fue jefe del Servicio de Higiene Infantil del Departamento de Salubridad Pública, así como profesor y jefe del departamento de pediatría de la Escuela Nacional de Medicina de la UNAM. Fue miembro honorario de la Sociedad Pediátrica de París, de Cuba y de Nueva York; también de varias sociedades nacionales.
El 14 de abril de 1937 el Congreso del Estado de Puebla decretó la transformación del Colegio del Estado en la Universidad de Puebla. En 1938 el Dr. Alfonso G. Alarcón fue nombrado Rector por el gobernador del Estado de Puebla. Ocupó el cargo hasta el año de 1941 y fue nombrado Doctor Honoris Causa de la misma. El Dr. Alarcón participó activamente en la realización del Primer Congreso Nacional de Pediatría en México, realizado del 7 al 14 de septiembre de 1938, que fue presidido por él; lo mismo sucedió con el Segundo Congreso Nacional de esta especialidad, realizado en 1939. A partir de entonces tomó parte activa en la estructuración formal de la pediatría y de la literatura pediátrica mexicana. Además de los textos médicos mencionados anteriormente, escribió otros orientados fundamentalmente a la pediatría, como: El cuidado del niño; Estudios clínicos y terapéuticos acerca del paludismo infantil; Motivos de pediatría; Pseudo sonambulismo fisiológico de la maternidad; Puericultura y Pediatría para enfermeras; Ulcugenecia, la predisposición ulcerosa; En las fuentes de la alergia; La cocina de la infancia. Bi-anuario: Terapéutica de la infancia. También incursionó en otros géneros: De cómo vino Huerta y cómo se fue; Cuentos sencillos; Fatalidad, y Burla burlando (epigramas). A su muerte dejó obras literarias inéditas.
Regresó a la política como senador propietario por el estado de Guerrero a la XLII Legislatura (1952) y presidió el Senado de la República Mexicana en el mismo año. El Dr. Alfonso G. Alarcón enfermó gravemente y poco antes de morir, la Secretaría de la Defensa Nacional lo nombró Veterano de la Revolución Mexicana. Su vida se extinguió el 21 de noviembre de 1953 en la Ciudad de México. Su vida fue ejemplar, estuvo llena de grandes experiencias; destacó como ciudadano responsable en los difíciles momentos políticos que le tocó vivir. Fue un ser humano con un profundo amor por la medicina y la niñez. Su vida y su obra constituyen un legado imperecedero para la Pediatría y la Medicina Latinoamericana.
7) Pablo Mirizzi: su influencia en la cirugía mexicana
Carlos Viesca Treviño
Departamento de Historia y Filosofía de la Medicina, Facultad de Medicina, UNAM; International Society for the History of Medicine; Academia Latinoamericana de Historia de la Medicina.
Pablo Mirizzi fue una figura relevante en la cirugía argentina, figura indudablemente de talla internacional. Su presencia en México se dio a través de su amistad con dos personajes importantes en el ámbito académico quirúrgico mexicano de los años cuarenta: José Castro Villagrana y Manuel A. Manzanilla, quienes desempeñaron un importante papel en hacer presente a la cirugía mexicana en el escenario internacional. Mirizzi fue invitado a pertenecer a la Academia Mexicana de Cirugía, de la cual llegó a ser miembro honorario y participó a partir de 1941 mediante publicaciones y presentaciones. Sus trabajos acerca de la cirugía biliar y pancreática favorecieron el desarrollo de estas áreas de la cirugía en México, en particular con el análisis de sus complicaciones y la manera de resolverlas, de los síndromes originados en los conductos, en particular el hepático y con la introducción de las colangiografías transoperatorias.
En el presente trabajo se analizan los artículos publicados por Mirizzi en la revista Cirugía y Cirujanos, órgano oficial de la Academia, en el marco de su propio desarrollo como cirujano, así como sus repercusiones en los cirujanos mexicanos
8) On the wake of vaccination. The adventurous death in Cuba of the Italian physician Eusebio Valli (1755-1816)
Giorgio Zanchin
President of the International Society for the History of Medicine; Department of Neurology, Padua University Medical School
Born in Tuscany, Eusebio Valli (1755-1816) was a strong supporter of the vaccine developed by Jenner in 1798. His scientific interests, principally concerning smallpox, plague, rabies and ultimately yellow fever, often took him to remote Countries, dictating the steps of an adventurous, daring life. Valli was one of the foreign investigators attracted to Istanbul, then capital of the Ottoman Empire, to study the plague. Deeply convinced by the successful prophylaxis of smallpox thanks to the vaccine, he aimed preventing other contagious diseases by the inoculation of the “causative miasma” and he experimented repeatedly on himself. In 1805 he published Sulla peste di Costantinopoli del 1803 - On the plague of Constantinople of the 1803, where we read “Those sick with smallpox either do not contract the plague or, contracting it, do not run the risk of dying. The plague becomes a benign disease and goes extinct at the same time in which an epidemics of smallpox manifests itself. I believe that one way to quell the contamination of the plague would be to simultaneously inoculate the two miasmas. I have made myself the subject of the first experiment.”
Considered from a modern standpoint, the dangerous Valli’s experiments were not supported scientifically, being anecdotal and missing quantification and extended follow-up. However, in his investigations we find also the pioneering, pre-Pasteurian intuition that the miasma could be attenuated, as Valli tried to obtain mixing the pus of the plague with the gastric juice of the frog.
Years later, Valli’s courageous commitment would put a premature end to his life in Cuba, where he went to study the yellow fever. Shortly upon his arrival, he died, possibly having contracted a fatal contagion of the disease he wanted to investigate. His headstone read “Here lies Doctor Eusebio Valli, a victim of his love for Humanity”.
9) Fiebre hemorrágica boliviana Daniel Elío-Calvo
Médico gastroenterólogo, egresado Carrera de Filosofía. Maestría en Salud Pública. Especialidad Psicopedagogía Educación superior en Salud. Diplomado bioética clínica, social e investigación en seres humanos. Docente emérito, actualmente docente postgrado, Facultad de Medicina. Ex presidente Academia Boliviana de Medicina; miembro Academia Boliviana de Historia de la Medicina.
Introducción.- En la segunda mitad del siglo veinte, tres fiebres hemorrágicas virales surgen como importantes problemas de salud pública en Sudamérica: dengue, fiebre amarilla y fiebres hemorrágicas virales (FHV). Las fiebres hemorrágicas virales constituyen enfermedades del hombre y otros animales, en las que la fiebre y hemorragia son causadas por virus ARN, cuya familia Arenaviridae incluye virus responsables de la fiebre hemorrágica argentina (virus Junín) y la fiebre hemorrágica boliviana (virus Machupo), entre otros. El año 1959 despertó alarma en Bolivia la aparición de una enfermedad febril epidémica desconocida con manifestaciones hemorrágicas, con alta mortalidad. Descripción geográfica.- Bolivia está ubicado en el centro de Sudamérica, habitualmente conocido como "el país del altiplano" o el "país encerrado entre sus montañas", cuando en realidad dos tercios de su extensión son zonas tropicales amazónicas. El departamento del Beni está situado en la parte noreste; su superficie es plana, con un promedio de altura de 240 metros s.n.m. Cubierto de tupidos bosques en el norte, las partes central y del sud consisten en vastas llanuras conocidas como pampas, y a unos metros sobre el nivel de las pampas, están las alturas o islas, varias de las cuales se hallan cubiertas de densos bosques y otras por matorrales de poca altura. El departamento del Beni tiene un clima tropical, con una temperatura media de 26 grados centígrados. Antecedentes históricos.- En 1959 se detectó por primera vez una enfermedad febril desconocida en los bajos llanos tropicales del noroeste de Bolivia. Durante los tres años subsiguientes se descubrió que esta enfermedad ocurrió en dos lugares distintos: la región de San Joaquín de la provincia Mamoré y la isla de Orobayaya, provincia Itenez, ambas en el departamento del Beni. En mayo de 1962, el Dr. Ronald B. Mackenzie, miembro del Middle America Research Unit (MARU) participaba en un estudio de nutrición en Bolivia, con un grupo del Comité Interdepartamental para Nutrición en la Defensa Nacional (ICNND). El Dr. Mackenzie fue invitado por el Ministerio de Salud Pública para visitar el área del Beni en que se presentaba esta enfermedad. El 19 de mayo de 1962, los Dres. Luis Valverde Chinel y Hugo Garrón del Instituto Nacional de Bacteriología de La Paz y el Dr. Mackenzie visitaron Magdalena. A principios de julio del mismo año, el Dr. Henry K. Beye, entonces director del MARU, visitó la isla de Orobayaya, Magdalena, y San Joaquín, obteniendo los primeros sueros y especímenes. El Ministro de Salud Pública de Bolivia, Dr. Guillermo Jáuregui Guachalla, conformó una comisión mixta Boliviano-Norteamericana que se denominó Comisión de Investigación de la Fiebre Hemorrágica del Beni, integrada por: Dr. Henry K. Beye, Dr. Ronald B. Mackenzie, Dr. Luis Valverde Chinel y Dr. Hugo Garrón, a la que posteriormente se sumaron el Dr. Karl. M. Johnson, Patricia Web y otros. En enero de 1963, el Gobierno de Bolivia amplió la invitación a los Institutos Nacionales de Higiene del Servicio de Salud Pública de Estados Unidos, a la Oficina Sanitaria Panamericana, Oficina Regional de la Organización Mundial de la Salud (PASB/WHO) y a los miembros del Instituto Nacional de Alergia y Enfermedades Infecciosas. Se decidió que MARU y LTV continuaran suministrando personal técnico y profesional según fuese necesario, para llevar a cabo un programa de investigación que tuviese como fin el control de la epidemia. Resultados obtenidos.- Los suma de trabajos de campo y de laboratorio en diversas instituciones de la Zona del Canal y Norteamérica lograron resultados positivos que definieron una nueva entidad nosológica en sus diversos aspectos, la Fiebre Hemorrágica Boliviana (FHB): Serología.- Muestras de suero humano, procedentes de Orobayaya y de San Joaquín, fueron enviadas al Hospital Gorgas y MARU en la zona del Canal de Panamá, a la Universidad de Maryland y otros. Se encontraron resultados positivos con el virus Junín a la prueba de Fijación de Complemento, pero distinto a la prueba de Neutralización. El nuevo agente estaba relacionado con el virus Junin, así como con el Tacaribe y el Amaparí. Virología.- El virus se aisló el 18 de mayo de 1963 (Johnson K.M., Wiebenga N.H. y col.), como consecuencia de la inoculación en hamsters recién nacidos con material del bazo de un caso mortal de la Fiebre Hemorrágica. Se le dio el nombre de virus Machupo, nombre del rio que pasa cerca de San Joaquín. Posteriormente se lo aisló de especímenes del roedor Calomys callosus. Cuadro clínico.- Elaborado sobre 80 personas hospitalizadas durante el año 1963: fiebre constante, mialgias y cefalea, leucopenia, trombocitopenia, hemorragia gastrointestinal, petequias en mucosa oral y epidérmicas, rara vez hemorragias grandes. Una cuarta parte de los casos mostraron síntomas neurológicos, con temblores de la lengua y de las extremidades, coma y convulsiones. Ecología.- con toda probabilidad, la fiebre hemorrágica era una enfermedad de los animales silvestres causada por un virus que transmiten los artrópodos. Se identificó al roedor Calomys callosus como el único reservorio del virus Machupo. No se logró identificar al vector. Epidemiología.- Se estima que han ocurrido alrededor de 1.100 casos de FHB en las provincias de Itenez y Mamoré desde 1959 hasta 1965, de los cuales murieron 250 (24%) en una población de 4.000 a 5.000 personas. Tuvo su último brote registrado en 1975 en el Departamento del Beni, con casos sospechosos eventuales posteriores. En julio de 1963, tres investigadores y un técnico del ejército de EEUU enfermaron de FHB. Dos casos secundarios ocurrieron entre las cuatro esposas que visitaron a sus maridos en el Hospital Gorgas de Panamá. En la distante ciudad de Cochabamba se presentaron 5 casos a partir de una enfermera que había estado expuesta a la enfermedad en el área epidémica, con una mortalidad del 80%. Uno de los fallecidos fue el patólogo Dr. Donato Aguilar, que se contagió accidentalmente al practicar la autopsia al caso índice. Se estableció que el roedor Calomys callosus es el único reservorio del virus Machupo y que la transmisión es a través de alimentos contaminados con aerosoles expelidos por el roedor al momento de defecar, orinar o incluso ingerir alimentos, sin descartarse la transmisión de persona a persona a través de la sangre, orina, heces, saliva. Se puede aseverar históricamente que tres causas determinaron la ocurrencia de la epidemia: la caza indiscriminada de felinos que tuvo como consecuencia la multiplicación acelerada de roedores, inundaciones que se producen en época de lluvias y quema de pastizales que realizan los ganaderos en la zona afectada. Control epidemiológico.- En mayo de 1964 se inició en San Joaquín un programa de control de roedores dirigido principalmente al ratón que infecta las casas Calomys callosus y cualquier otro que frecuente los hogares. El programa de control de roedores dio como resultado una reducción impresionante de la incidencia de casos humanos de FHB. Se estableció el Programa Nacional de Vigilancia y Control de la FHB en base a: vigilancia y control de roedores, educación sanitaria de los líderes comunitarios, detección y diagnóstico oportuno de los casos sospechosos, tratamiento específico y oportuno de cada caso e investigación epidemiológica retrospectiva para determinar las circunstancias en las que se produjo la transmisión.
Bibliografía Informe, Fiebre Hemorrágica en Bolivia (1965), Boletín de la Oficina Sanitaria Panamericana, Febrero 1965 Johnson KM, Wiebenga NH,et al.,(1965) Virus Isolation from Human Cases of Hemorrhagic Fever in Bolivia, Proc. Soc. Exp. Biol. Med, 118: 113-118 Mackenzie RB, Kuns ML, Webb PA, (1967), Posibilidades de combatir las Fiebres Hemorrágicas en América Latina, Boletín de la Oficina Sanitaria Panamericana, Junio 1967 Mackenzie RB, Valverde Chinel L, Garrón H, Beye HK,(1963), Fiebre Hemorrágica Boliviana, Informe preliminar, Rev Salud Púb. Bol Año IV, Nº 19, La Paz Villegas Romay M. (2000), Fiebre Hemorrágica Boliviana, Anuario Epidemiológico 2000, Ministerio de Salud y Previsión Social - Dirección General de Epidemiología
10) La Medicina Precolombina y Prehispánica de Meso- América y Andina
Rolando Cruz Gutiérrez
Presidente de la Academia Panamericana de Historia de la Medicina y de la Academia de Historia de la Medicina de Costa Rica. Profesor Emérito de la Universidad de Costa Rica.
Comprende tres capítulos fundamentales:
1-Herbolaria o Herbario con cardiotónicos, diuréticos, supresores del angor pectoris, analgésicos y anestésicos. 2- Instrumental quirúrgico. 3-El personaje médico.
Consideramos la parte médica que incluye la Herbolaria o Herbario que corresponde a la Botánica y a la flora de la naturaleza, así como de la fauna y de los minerales, así como de los baños en los zenotes sagrados y aguas termales.
En la parte quirúrgica debemos mencionar su instrumental quirúrgico que se destacó mediante el Tumi andino y el taladro tubular que permitieron realizar las trepanaciones exitosas. Estas ocurrieron en diferentes culturas tanto andinas como mesoamericanas y previamente a nivel mundial para resolver traumas con compresión cerebral o por lucha y que hoy podemos confirmar sus buenos resultados con especímenes que presentamos.
También otros instrumentos fundamentales fueron los cuchillos de obsidiana (vidrio volcánico) y de pedernal que cumplieron su equivalencia como bisturíes. Otro capítulo muy importante de carácter quirúrgico es el referente a la corrección de las mutilaciones dentarias y odontología maya que se caracterizó por hacer incrustaciones dentales de jadeíta y de otras piedras preciosas y metales, siguiendo las recomendaciones de los odontólogos de las culturas del altiplano mexicano.
El personaje médico se ha individualizado como chamán o curandero en las diferentes latitudes, pero con ciertas características propias en Costa Rica donde se le destaca de otros personajes y se le conoce como Sukia y se le representa al actuar como “médico”, siempre de género masculino y desnudo, sentado en “cuclillas” en solo una posición, fumando para alejar los malos espíritus causales de la enfermedad; su sostén del cigarro lo hace con la diestra o la mano izquierda o ambas. Su mirada al frente, sus ojos son oblicuos, de aspecto asiático; su cuerpo algo inclinado ventralmente, siempre semidesnudo o desnudo, exhibe un dorso algo convexo sin llegar a la cifosis, pero sugerente de mayor edad en la mayoría de los Sukias, tanto en las reservas indígenas actuales como desde hace siglos.
Estas representaciones de los Sukias son elaboradas en piedra de granito, de basalto o volcánica, usualmente; en forma excepcional de jadeíta o jade, cerámica, oro, o tumbaga (aleación de oro y cobre). Sus dimensiones varían desde cinco centímetros a medio metro de altura en posición sentada.
11)Hipólito Unanue y el primer anfiteatro anatómico del Perú (1711)
Daniela Ramos S. , Jorge Moscol G.
Desde su instauración en 1537, el Real Tribunal del Protomedicato del Perú ejerció el control y fiscalización de toda actividad que tuviera que ver con el arte de curar; además de conceder licencias para ejercer la medicina, después de evaluaciones que semejaban un juicio sumario. El 12 de mayo de 1551 el Emperador Carlos I de España decreta con Real Cédula la creación de la “Real y Pontificia Universidad de la Ciudad de los Reyes” o Universidad de Lima, hoy Universidad Nacional Mayor de San Marcos. En 1560 se funda el Hospital Real de San Andrés, hospital docente por casi trescientos años. El Virrey Andrés Hurtado de Mendoza logró comprar en 1545, un predio al ayuntamiento; en lo que ahora es el Jr. Huallaga N° 846 en el Cercado de Lima, e inició los trámites de construcción y licencia. Si bien su construcción se culminó bajo la supervisión del Virrey Francisco de Toledo, lleva el nombre de su verdadero gestor. Con anuencia del Rector de la Universidad de Lima, Dr. Pedro Fernández de Valenzuela y el Virrey Toledo, en 1571 se crean las Cátedras Prima y Vísperas, sin embargo ambas inician sus clases en 1634. En 1660 se crea la Cátedra de Método y Arte Curativo de Galeno, aunque de igual manera empieza sus clases casi treinta años después. La Cátedra de Anatomía es creada en 1711 e inicia sus clases en 1752, siendo el Dr. Joseph Villarreal, el primer catedrático formal en impartirla. Fue una cátedra básicamente teórica en la que se programaron disecciones ocasionalmente una vez por año, en el Hospital de San Andrés. El 29 de julio de 1711, el Virrey José Manso de Velasco Conde de Superunda ordena con Soberana Resolución, la construcción de lo que sería el PRIMER ANFITEATRO ANATÓMICO DEL PERÚ dentro de las instalaciones del Hospital Real de San Andrés. Las remodelaciones para la construcción del anfiteatro estuvieron a cargo del Arquitecto y Presbítero Matías Maestro. El diseño fue propuesto por Hipólito Unanue, a usanza del que estuviera en el Hospital General de Madrid. El Anfiteatro fue inaugurado el 21 de noviembre de 1792 durante la gobierno del Virrey Francisco Gil de Taboada y Lemos y Villarán, aunque es conocido que el verdadero propulsor de la construcción y reorganización de la cátedra fue obra del Dr. Hipólito Unanue, a quien se le ha otorgado el título de “Padre de la Medicina Peruana”. El Real Hospital de San Andrés albergó en sus instalaciones, además de numerosas leyendas sobre momias de reyes Incas enterradas en sus cimientos, al Primer Anfiteatro Anatómico, a la Primera Escuela de Medicina que fuera conocida como el Colegio de San Fernando, a la primera sede de la Facultad de Medicina de San Marcos y formó cientos de médicos hasta que en marzo de 1875 cierra sus puertas para dar pase a la implementación de Hospitales mucho más grandes.
12) Manuel Carmona Y Valle
Rolando Neri - Vela
Uno de los médicos que sin duda tuvo gran fama en México en la segunda mitad del siglo XIX fue Manuel Carmona y Valle, quien vio la luz primera en la ciudad de Querétaro el 3 de marzo de 1832, falleciendo en la ciudad de México el 24 de octubre de 1902. Carmona y Valle asistió al Seminario Conciliar de México[1], y después se graduó en la Escuela Nacional de Medicina, para luego estudiar en París fisiología y oftalmología, disciplina esta última que enseñó al regresar a su Patria. En febrero de 1869, siendo catedrático adjunto de Fisiología concursó para obtener la plaza vacante de adjunto a la cátedra de Clínica Externa.[2] Un año antes, tanto Carmona y Valle como Luis Hidalgo Carpio habían sido encargados para desempeñar dicha asignatura, pero al tener el segundo la posesión de la clase de Medicina Legal, se le otorgó a Carmona y Valle.[3] A la muerte de Francisco Ortega, Carmona y Valle dirigió la Escuela Nacional de Medicina durante 10 años, desde 1892 hasta su fallecimiento. En 1882 y en 1891 fue presidente de la Academia Nacional de Medicina, así como de la Sociedad Médica Pedro Escobedo y del Primer Congreso Médico Nacional y el Segundo Congreso Panamericano. Fue el dirigente del Hospital de Jesús, y asistió a reuniones científicas en Berlín, Roma y Moscú. También presidió la Junta de Beneficencia. Tuvo la primacía en México de difundir los trabajos de Franz Cornelius Donders sobre la refracción, y los de Albrecht von Graefe sobre las enfermedades del fondo de ojo. Donders había estudiado los múltiples problemas de óptica, introduciendo los lentes prismáticos y cilíndricos. Entre sus muchas contribuciones a la medicina, es de destacar la descripción de la periqueratoconjuntivitis primaveral, en su modalidad bulbar, que se conoce como “queratoconjuntivitis exuberante de Carmona y Valle” en la literatura mundial. Propulsó la extracción del cristalino como método operatorio en el queratocono y en la miopía alta, y difundió el uso del oftalmoscopio. Carmona y Valle fue también senador de la República y presidente municipal de la ciudad de México. Tuvo una gran injerencia, por tanto, en la vida social y política, y aunque el pasaje siguiente no tuvo ninguna repercusión en la práctica oftalmológica mexicana, su personalidad aristocrática era tal, que el 16 de febrero de 1864
Se llevó a cabo el viático más notable que ha habido en la nación mexicana, fue el que tres arzobispos y ocho obispos le administraron al doctor Francisco Javier Miranda, que yacía postrado por una disentería. Desde el sagrario hasta la casa del enfermo en la calle de Jesús María, las calles estaban espléndidamente adornadas, y llenas de gente. Llevó el viático el señor obispo Covarrubias, a pie, bajo palio y formaban la procesión los canónigos de la metropolitana, los canónigos de la colegiata de Guadalupe, otros muchos clérigos y monjes y la flor de la sociedad de México, especialmente el marqués de Montholon, los miembros de la junta superior de gobierno y los de la asamblea de notables, todos con hachas encendidas. Iban también en la procesión con velas encendidas los colegiales del seminario, vestidos de manto y beca y los alumnos de otros colegios. Detrás del palio iba una carroza tirada por frisones cuyas riendas llevaba el doctor Manuel Carmona y Valle. En la casa del doctor Miranda recibieron al divinísimo los señores arzobispos Labastida, Munguía y Espinosa y los señores obispos Barajas, Verea, Colina, Ramírez, Ormaechea, Gárate y Guerra con hachas encendidas, rodearon el lecho del ilustre enfermo, y le acompañaron respondiendo en voz alta el símbolo de la fe católica[4]
Carmona y Valle, al fundarse el 25 de diciembre de 1868 la Sociedad Católica de México, fue uno de sus socios,[5] y llegó a ser presidente de ella en 1871.[6] Fernández del Castillo y Castañeda dicen de él que desde joven Carmona había destacado como clínico sagaz, en tiempos que para ello era necesario y suficiente la buena educación de los sentidos y la más sana lógica, no siendo ajena a sus éxitos la cultura en fisiología que había adquirido al lado de Brown-Séquard, uno de los discípulos de Claudio Bernard, a la que agregaba la observación cuidadosa del enfermo y una brillante imaginación. De sus aciertos y errores en la clínica ni podía percatarse Felipe [Romero] desde su modesto empleo, pero sí captaría la imagen del director que le quedó grabada para siempre.[7] Felipe Romero era el portero de la Escuela Nacional de Medicina, en el antiguo edificio de la Inquisición, construcción del siglo XVIII, obra de Pedro Arrieta. Fernández del Castillo y Castañeda agregan que Carmona era un anciano de cabellos blancos, usando limpios espejuelos, y que era, según refiere su discípulo Fernando Zárraga, “la pulcritud andando…eran sus trajes del mejor cortador, usaba una sortija de gran valor o un grueso, muy grueso diamante, o una gran esmeralda rodeada de brillantes o un gran zafiro. Era muy estirado; usaba bastón y sombrero de copa y así fue hasta sus últimos años.”[8] Continúan narrando los mismos autores que acaso oiría Felipe las chanzas estudiantiles que corrían a costa y a pesar de la respetabilidad del anciano maestro y director. El doctor Carmona y Valle pretendía con insistencia encontrar el beri-beri en todos los enfermos con alcoholismo crónico que había en su servicio del Hospital de San Andrés. Los alumnos, para asegurar la calificación de MUY BIEN en el examen, halagaban la disculpable vanidad del profesor, desviando el tema para lograr hablar del beri-beri. Un dicho proverbial era el siguiente: “Beri-beri?: Very well”. También oiría Felipe entre chacotas, las “calaveras” del dos de noviembre:
Manuel Carmona el tirante, sucumbió rápidamente. ¿Y de qué tan bruscamente? Del reflejo de un brillante.[9]
Felipe Romero presenció las ceremonias luctuosas en honor a Rafael Lavista, pilar de la cirugía mexicana, el 4 de abril de 1900, y del director Manuel Carmona y Valle, el 24 de octubre de 1902, de quien fue velado su cadáver en el salón de actos de la Escuela y en la Cámara de Diputados, presidiendo el duelo Justino Fernández, secretario de Justicia e Instrucción Pública, asistiendo no solamente los representantes del gremio médico, sino de todas las clases sociales.[10] Existe evidencia que para el mes de mayo de 1867 Manuel Carmona y Valle vivía en la calle del Indio Triste número 5; en el mismo expediente se señala que Luis Muñoz habitaba en la calle de Escalerillas número 8 y Ángel Iglesias en San Ildefonso número 6.[11] Asimismo, la clínica oftalmológica que atendía Carmona y Valle se localizaba en la 2ª. calle de San Francisco número 10, en donde atendía todos los días, de la una de la tarde en adelante, y los martes, jueves y sábados daba consultas gratis para los pobres.[12] Venustiano Carranza, quien fuera presidente constitucionalista de los Estados Unidos Mexicanos, fue uno de los pacientes famosos de Carmona y Valle, y que a decir de Krauze, tuvo un padecimiento grave de la vista, que truncó su carrera de medicina.[13] El 8 de agosto de 1873 se le comunicó a Carmona que siendo catedrático de Clínica Externa de la Escuela de Medicina y subdirector de la sala de cirugía del Hospital de San Andrés, pasaría al Hospital Juárez todos los años, por el término de seis meses para dar la cátedra de Clínica.[14] Publicó unas Lecciones sobre clínica[15] , practicando la oftalmología en el Hospital de Jesús. El 9 de abril de 1886 fue nombrado por el presidente de la República director de la Escuela Nacional de Medicina; por tal motivo, se le avisó que debería concurrir a despachar los asuntos correspondientes todos los días útiles de las 11 a las 12 del día[16],[17] tomando posesión de su cargo el 12 de ese mes.[18] Más tarde pidió una licencia, retomando la dirección el 2 de enero de 1899.[19],[20] En 1890 tuvo otro permiso para ausentarse de la dirección, siendo sustituido por Francisco de P. Chacón.[21] El 3 de enero de 1889 Manuel Carmona y Valle solicitó como sede para la cátedra de oftalmología de la Escuela Nacional de Medicina, el Hospital Valdivieso, misma que fue aceptada.[22] Para 1890 fueron enviados a Alemania por el presidente Porfirio Díaz como representantes de México al Congreso Internacional de Berlín, aparte de Carmona y Valle, los médicos Rafael Lavista, José Ramos, Demetrio Mejía y Eduardo Liceaga, que conformaron el comité médico mexicano.[23] Lavista, quien comulgaba con las ideas católicas de Manuel Carmona y Valle, formó parte de la Junta Nacional Guadalupana, establecida el 16 de octubre de 1897.[24] Posterior a su muerte se levantó un monumento en su honor, asistiendo el presidente de la República a su inauguración en la tarde del jueves 6 de mayo de 1909[25], efigie que al principio estuvo en la Plaza de Santo Domingo, y después fue trasladada a la colonia de los Doctores, en el jardín denominado De las Artes, en la ciudad de México. A Carmona y Valle se le debe una teoría sobre la refracción del ojo, ya señalada, el manejo general y fácil del oftalmoscopio y la invención de un cuchillo para la cirugía de catarata que lleva su nombre. Llevó a cabo todo tipo de intervenciones quirúrgicas oculares en México, de acuerdo a los conocimientos científicos de aquellos años.
[5] Adame Goddard, Jorge. El pensamiento político y social de los católicos mexicanos. 1867-1914. Universidad Nacional Autónoma de México. Instituto de Investigaciones Históricas. Serie de Historia Moderna y Contemporánea: 15. México, 1981, p. 19 y 20.
13)Professor Trieste Smanio: Figura Impar do departamento de Anatomia Da Facultade de Medicina da Universidade de Sao Paulo PRATES, N.E.V. B*, CABRAL, R.H
Departamento de Anatomia do Instituto de Ciências Biomédicas da Universidade de São Paulo-Brasil
O Professor TRIESTE SMANIO nasce na cidade de Campinas, no estado de Sao Paulo, Brasil, no dia 18 de março de 1916. Com ascendentes brasileiros e italianos ilustres. Forma-se Medico-Cirurgiao pela Faculdade de Medicina da Universidade de Sao Paulo, no ano de 1941. Faz residencia de Cirurgia Gastrointestinal, na Santa Casa de Sao Paulo e passa a trabalhar como Cirurgiao no Hospital Santa Catarina de Sao Paulo. Em 1955, recebe do Presidente do Instituto Historico e Geografico de Sao Paulo,a Medalha Cultural Comemorativa, pelo translado dos despojos da Imperatriz Leopoldina do Cemiterio de Santo Antonio,no Rio de Janeiro, para o Panteao do Monumento da Independencia,na Colina do Ipiranga em Sao Paulo. Defende a Tese de Doutorado sob o titulo Contribuiçao para o estudo dos Ductos Pancreaticos em negros e brancos, em 1965. Torna-se Professor Titular e Chefe do Departamento de Anatomia da Faculdade de Medicina de Santo Amaro de 1973 a 1979. Publica o livro Anatomia Medico- Cirúrgica do Abdome em 1976. Cria-se o Premio Professor Trieste Smanio, conferido a cada ano, ao melhor aluno de Graduação em Medicina da Universidade de São Paulo, na Disciplina de Anatomia do Aparelho Cardiorrespiratório em 1991. Em 2016 cria-se ainda o Prêmio Professor Trieste Smanio, pela Sociedade Brasileira de Anatomia, a Sócios que tenham contribuído de maneira significativa para o desenvolvimento da Anatomia. Descritor: Historia da Anatomia, Historia da Medicina